Las nuevas tecnologías ayudan a mejorar la cooperación entre pacientes y personal sanitario con mejoras en los resultados médicos y en el coste de los tratamientos.
A finales de los 90, un grupo de médicos suecos se inventó una paciente que les iba a servir de inspiración. Esther, una anciana con una enfermedad crónica y problemas agudos puntuales, habría tenido que acudir a 36 servicios diferentes del sistema sanitario de su país para poder recibir el tratamiento que necesitaba.
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